ÁMBITO CERRADO
Un señor de la aduana escondió unas hojitas
de maría en mi nuevo pasaporteal
ir rumbo al desierto.
(El azul de sus ojos no lo había allí.)
En el desierto me encontré con ojos
inalcanzables: ojos prestigiosos y negros
de un sabor dulce impenetrables.
(El azul de sus ojos no estaba allí.)
En aquel ámbito cerrado,
en ojos asaltantes se volvieron,
en oscuros y grandes ojos sobrehumanos.
(El azul de sus ojos no lo había allí.)
Auscultaban lo hondo de los nuestros
introduciéndose en lo más profundo,
obligando a la resistencia
(el azul de sus ojos no estaba allí),
para no bajar ojos ni brazos ni cabeza,
para no permitir dejar de ser
ante ese ataque comunal, innumerable, absoluto
(el azul de sus ojos no lo había allí),
innumerables ojos negros,
descomunales penetrando
hasta lo más profundo y lo más hondo:
el azul de sus ojos estaba en mí.
32