UNA MIRADA EN EL METRO


Esos rostros hieráticos
que llevan años, años de un diálogo
que no requiere de palabras
para comunicarse: un silencio expresivo.

Una mano se posa en la otra:
es el cariño que los cubre a ambos.
Rostros envejecidos por la intemperie, están
cansados: son rostros curtidos.

Ella lleva sandalias, falda de lino blanco
y camisa sin mangas. Él vaquero de tela
fina y camisa a cuadros algo desabrochada.

No hablan.
Solo alguna mirada de ella -preocupada-
hacia el dolor de él (descubierto).

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